Las técnicas de relajación han demostrado su eficacia sobre todo para reducir el hiperarousal fisiológico que tienen los pacientes con insomnio y se ha visto que son especialmente efectivas para mejorar el inicio del sueño.
Las primeras intervenciones de tipo no farmacológico para tratamiento del insomnio fueron precisamente de este tipo, la desensibilización sistemática, el biofeedback y diferentes técnicas de relajación como la relajación muscular progresiva. Pueden realizarse durante el día, por la noche antes de acostarse e incluso en mitad de la noche si el paciente se despierta y es incapaz de volverse a dormir. Recientemente se ha incorporado el uso de las técnicas de mindfulness, basadas en la meditación, para el tratamiento del insomnio. Hay poca evidencia que demuestre la superioridad de una técnica sobre otra y, por ende, para recomendar una determinada técnica. Lo mejor es que el terapeuta utilice la que mejor conoce.