Máscaras de CPAP: ¿cuál elijo?

La máscara: es una pieza fundamental para conseguir una buena adhesión al tratamiento. El uso de la máscara apropiada es una de las claves del éxito en la adaptación al tratamiento. Se fabrica con materiales blandos, adaptables a su anatomía facial, y se debe adaptar a cada paciente: la que mejor tolere y le produzca menos fuga de aire. No hay un modelo ideal, la mejor es la que sea cómoda y se le ajuste correctamente, sin fugas ni molestias. Todas tienen un pequeño orificio para que el aire que usted exhala pueda salir. Los tres tipos de mascara más habitualmente utilizadas son:

Máscara nasal: es la más usada y la mejor tolerada. Solo cubre la nariz y es una buena opción si usted respira por la nariz mientras duerme.
Almohadilla nasal: es una pieza nasal con unos pequeños conos flexibles que se adaptan a las fosas nasales. Produce una mayor sensación de entrada de aire pero la ventaja es que elimina el apoyo de la mascarilla sobre el puente nasal.

Si usted duerme con una mascarilla o un conector nasal y durante la noche se le abre la boca, puede ser necesario que utilice una mentonera. Se trata de una cinta que sujeta el mentón para evitar que se le abra la boca durante la noche.

Máscara buconasal: cubre la nariz y la boca. Es una buena opción si usted respira por la boca mientras duerme y la mentonera no ha conseguido solucionar el problema o si le es posible obtener un mejor sellado entre este tipo de mascarilla y su cara.
Máscara buconasal: cubre la nariz y la boca. Es una buena opción si usted respira por la boca mientras duerme y la mentonera no ha conseguido solucionar el problema o si le es posible obtener un mejor sellado entre este tipo de mascarilla y su cara.

Si tienen dudas comunicarse a través del formulario de contacto, con gusto le aconsejaremos sobre su tratamiento.

Fuente: SEPAR, “SOCIEDAD ESPAÑOLA DE NEUMONOLOGÍA Y CIRUGIA TORACICA” , 2020